viernes, 6 de marzo de 2020

Córcega en moto - BMW R1200 GS

¡Hola!

Me hace tanta ilusión contaros este viaje...
Hace ya unos años que lo hicimos, pero lo recuerdo como si fuera ayer (año 2015)

Iba a ser toda una experiencia para Urko y para mí, ya que teníamos que planearlo con el desconocimiento de cómo es un viaje en moto:

- Qué es necesario
- Qué es indispensable
- Qué es obligatorio
- Qué no hay que dejar en casa ...

Si queréis, os dejaré un mini post de cómo preparar un viaje en moto.
Dejarme vuestros comentarios si os interesa este tema y yo estaré encantada de escribirlo.

Como en todos nuestros viajes, Urko fue el encargado de la logística e investigación.
Pero antes de empezar, os dejo una breve historia de porqué "Gesi" llegó a nuestras vidas.

A Urko cuando le conoci, una de sus tantas taras era la pasión por las motos. Tenía una moto "pequeña", una Kawasaki blanca en la que justo justo cabíamos los dos. Pero esa moto no era más que un preámbulo de lo que se cocinaba dentro de su cabeza. En su interior se venía dando forma a uno de tantos sueños de niño. En este caso un sueño que empezó a fraguarse el día en que su hermano mayor trajo la primera revista de motos a casa.
Fue amor a primera vista y con 10-11 años sabía la moto que en un futuro compraría.

Así fue, llegó el día. Después de dar sus "primeros pasos" con una más asequible y "llevadera" pudo dar el salto y su amor llegó a casa y con ella una nueva filosofía de viaje. Ahora solo faltaba elegir destino.

Siguiendo los consejos de Aitor, mi cuñado, elegimos Córcega (Francia) como primer destino para salir con "Gesi".

Iréis descubriendo que todos nuestros vehículos tienen nombre. ¡Así de friki soy yo!



Muchas personas a las que les contamos nuestro viaje no se cree lo que Córcega nos ofreció. Piensan que es una isla mediterránea que no tiene mucho que ofrecer.

Es cierto que desde Bilbao es complicado llegar hasta ella, y de ahí el desconocimiento y poco interés de viajar a esta isla, pero nosotros nos pusimos manos a la obra y el viaje fue maravilloso.

Las mejores rutas para llegar a Córcega sin coger avión, es el ferri desde Barcelona o desde la Costa Azul.

Nos esperaba un gran viaje y los kilómetros se nos iban sumando a la ruta.




Buscamos un ferri que saliera desde Toulón. La ruta desde Barcelona es mas cara y no nos importaba viajar por Francia ya que la carretera nos permitiría visitar un lugar de cuento.

Desde Bilbao hasta Toulon hay 1000 Kms y en moto se hace mucho más pesado.

Este pueblo de cuento nos sorprendió para bien.
Antes de llegar a la costa azul la ruta te obliga a parar en Carcassonne.

Os dejo el enlace de la guía Condé Naste y un breve video

(Enlace de YouTube)

Carcassonne es una villa medieval amurallada. Cómo muchas otras villas de su categoría, su encanto principal es el gran muro que la envuelve. 



Decir que sus calles y casas están muy bien conservadas y la visita se hace muy agradable. 
Hay muchos tiendas de artesanía, comida, y dulces deliciosos. 
Disfrutamos de Carcassonne un día y una noche; al día siguiente teníamos que llegar al ferry.

Hay varios pueblos de camino a Toulon en los que se pueden hacer una breve parada, si el tiempo lo permite, para daros un chapuzón.
Nosotros tuvimos suerte y pudimos refrescarnos un poco. El día era muy caluroso y los trajes de cordura que llevábamos no ayudaban mucho.

El día iba a ser largo. El ferri salía por la noche y siendo novatos en esto de los viajes en barcos, no reservamos camarote. 
Reservamos dos butacas como las que hay en los cines que se reclinaban un poco. 
Para que os hagáis una idea de cómo fue la noche, acabé echando al suelo el traje de agua y tumbándome encima de él. 
Vamos, una y no más. 

La mañana llegó, a mí parecer tres noches después, pero por fin estábamos en Bastia.

Bajamos del ferri, y tras hacer una breve parada para comprar comida y bebida, nuestra ruta nos mandaba hacia Cap Corse.



La carretera de Cap corse está llena de curvas. Es una ruta tan popular entre los motoristas que decidimos que debíamos hacerla.
Los paisajes que encontramos en nuestra pequeña excursión no dejaban de sorprendernos.
Curva tras curva el mar se iba asomando en cada trazo del camino. No dejaba de asombrarnos lo cerca que se encontraban esas montañas tan altas del mar. Estas bañandote en una playa y en una distancia de 2kms??? Seguramente me paso, te encuentras con paredes cercanas, pasando en algún que otro punto de la isla, a los 1000 metros. 

Aquí empezamos a darnos cuenta de lo que isla nos iba a ofrecer durante nuestro viaje.

Acabamos el día en Saint Florent.
El cuerpo nos pedía descansar. Entre la nochecita del ferri y la excursión de día completo por el cuerno de la isla, necesitábamos parar y recuperar fuerzas.

Nos levantamos con ganas de mas, aun sabiendo que el día iba a ser duro. La canícula nos había pilla de lleno. ¡Madre mía la que me esperaba!
Creo que os he dicho que odio el calor infernal, ¿no?
Soy de Bilbao y aquí la temperatura es agradable tirando a fría. jajajaja.

Había leído que Corte, la mayor ciudad del interior de Córcega merecía mucho la pena así que, allá que fuimos.
Creo que no he pasado tanto calor como aquél día. 40 grados a la sombra, en el interior de la isla, no corría ni una pizca de aire. Nos bebíamos los granizados casi de un trago... Nada hacía que el calor disminuyera.



Después de barajar varias opciones sobre que hacer, a la salida del pueblo vinos un cartel que ponía: "Gorges de la Restonica"
¿Qué teníamos que perder si no nos llevaba a ningún sitio interesante? Pues la verdad que nada. El caso era estar en movimiento para poder disfrutar de un poco de aire. Caliente, si; pero aire.

Según íbamos cogiendo altitud, el termómetro de la moto empezó a bajar. No recuerdo bien cuantos grados bajó la temperatura, pero los suficientes como para tener que abrocharnos las chamarras.
Estábamos en un oasis en plena montaña, oíamos el rio restonica en el fondo del cañón; estábamos seguros que en algún lugar del camino, el rio estaría cerca y podríamos refrescarnos la cara. 
Subimos todo lo que la carretera nos dejó subir. 
Creo que Urko volvió a sus 10 años, cuando soñaba con la moto y en los viajes que haría con ella. 

Es una carretera de ida y vuelta. Termina en un gran parking en el que poder disfrutar de las rutas de senderismo y la GRAN GR 20 que cruza de norte a sur Córcega. Sube  dejando a la izquierda el río entre un arbolado frondoso, las paredes se empiezan a poner cada vez más vertical y la carretera siguiendo el cauce se va encañonado. Se intuyen entre claro y claro del bosque pozitas de agua cristalina que invitan a que las visites.

Así lo hicimos y al aparcar la moto en un lado de la carretera, un sitio cualquiera, al azar, encontramos que, efectivamente, la erosión del rio había creado unas piscinas naturales.
¿Y qué creéis que hicimos? ¡Pues bañamos!



Hasta ahora no he comentado el mayor inconveniente de la moto cuando los planes salen de repente y has organizado las maletas con un plan determinado. Pues sencillamente es que hay que sacar todo de para buscar en este caso los bañadores, y hacer un tetris para guardar las botas, pantalones, chamarras, cascos.....
Como novatos que éramos, viajábamos solo con las dos maletas laterales y la trasera. Lo llevábamos todos guardado al milímetro, y por las noches organizábamos de nuevo las maletas en función de nuestra ruta. (Esto nos sirvió para aprender una lección mas: hay que llevar una bolsa mas para "los imprevistos" o los porsiacasos como decimos las chicas)

En el momento en que empezamos a abrir las maletas pensamos: ¿Qué demonios? ¡Estamos en medio del monte!
Nos acercamos a la orilla con los trajes puestos y nuestra ropa interior fue nuestro bañador.

Una foto vale mas que mil palabras



Esta zona nos maravilló una vez mas. Era hora de comer y encontramos un restaurante completamente vacío antes de abandonar las gorges (gargantas)


No recuerdo el nombre, pero si recuerdo que estaba a la izquierda de la carretera en dirección a Corte.
La comida era casera, como la comida de las abuelas.
Comimos polenta frita, como si fueran unas croquetas.... riquísimo!! Roast beef, buñuelos de queso, flan casero....


He intentando desde entonces elaborar ese plato y no se como lo hacía aquella señora que es imposible de copiar.
Tendremos que volver a la restonica para probarlo y desde aquel día, Urko dice:

¡YO QUIERO VOLVER A MI RESTONICA!



Ruteamos por la costa hasta Aleria, un pueblo que a mí parecer, no tiene gran interés; pero era el punto de partida para uno de los paisajes más bonitos que está isla nos iba a ofrecer. 

En este punto de la ruta nosotros decidimos viajar hacia el interior. Se puede bordear la isla por la carretera de la costa por una carretera muy bonita sobre todo si vais en moto. 
Si os animáis a este viaje vais a encontrar infinidad de playas y pueblitos pequeños muy bonitos. 

Nosotros quisimos compaginar las opciones playeras que ofrece esta isla con las rutas por la montaña y adentrarnos en las Agujas de Bavella (col de bavella)



Para cualquier amante de la montaña esta zona es muy conocida, por sus rutas, sus barrancos...
Aunque nos hubiese gustado muchísimo hacer alguna de las rutas, alguna ruta sencilla, la capacidad de transporte que tiene la moto no nos permitía llevar muchas cosas. 
Cuando os hablo de alguna ruta sencilla lo digo por mí no por Urko. Él es un apasionado de la montaña y experiencias en la montaña son infinitas, pero como yo soy un poco más vagueta y miedosa me gusta disfrutar de la montaña con tranquilidad y sobre todo con seguridad. 

Bueno a lo que iba, como las maletas de la moto no nos permitieron llevar más ropa de la estrictamente necesaria para andar, playa y material de moto, nosotros optamos por disfrutar de la carretera hacia la montaña y de las vistas desde el puerto más alto.
Cuando os hablo del puerto más alto os estoy hablando de 1218 metros de altitud. ¿Increíble verdad? Teniendo en cuenta que a menos de 20 kms nos encontramos con el mar. La carretera es una típica carretera de montaña, muy bien asfaltada, para como están las carreteras en esta isla. Con dos partes muy diferenciadas, en las que no coges mucha altura y te vas acercando a la base de la montaña y una segunda parte con curvas muy cerradas a izquierda y a derecha cogiendo altura y pasando del verde del paisaje al marrón.




Ahora nos tocaba bajar y volver a coger la carretera de la costa este. 



Nuestra próxima parada sería Porto-Vecchio. Todo empezaba a convertirse mas italiano.
No solo el nombre de ese pueblo resumen la belleza de esta zona, sus alrededores y sobre todo una de sus playas nos dejó maravillados. 
Porto-Vecchio es un pueblo muy pequeñito con un puerto súper - súper coqueto en el que puedes pasar un par de días de descanso. Y si a este encanto le sumamos para mí una de las mejores playas de toda la isla, playa de Palombaggia, este viaje es un top 10 para cualquier viajero.  

Nosotros quisimos visitar además, la playa de Rondinara y Santa Giulia.

Palombaggia1
En Palombaggia hay habilitado un parking. Para los coches es bastante cómodo, para los que vamos en moto la verdad que resulta un poco peligroso porque el suelo es de arena de playa. Nos aventuramos y llegamos a ella.
Es una playa de arena fina, blanca y aguas cristalinas. La única pega que le pondría es que no tiene servicios cómo duchas baños.... No esperéis encontrar unos servicios como en España en las playas porque no los hay. Todo es más natural y salvaje.


En Córcega el sol calienta muchísimo y yo empezaba a echar de menos una sombrilla. 

Imaginaros lo incómodo qué es achicharrarse al sol, llenarse de es arena fina que se pega y es imposible de quitar, y después tener que ponerte el traje completo de la moto. 
Siempre hemos llevado la seguridad de la moto a rajatabla y no nos ha gustado ir sin las protecciones que creemos que son obligatorias. 

Como no podía ser de otra manera seguimos nuestro camino hacia el sur dónde nos esperaba Bonifacio.

Archivo:Bonifacio, Corsica (8132724064).jpg


Esta localidad es increíble. Su enclave privilegiado, sus casas, sus calles y su puerto te traslada a otro momento de la historia.

Fitxer:Bonifacio falaises escalier roi Aragon.jpg

Puedes imaginarte como las goletas cargadas de pescado fresco, especias y animales desembarcaban en el puerto, como la defensa de la fortaleza frustraba los ataques de los piratas (El Bastion de l’Etendard) y como las tropas del Rey de Aragón excavaban los 187 escalones de la La Escalera del Rey de Aragón (L’Escalier du Roy d’Aragon)

Como ya os he comentado en otros post, me encanta la historia, y mas aún si esa historia está llena de aventuras.


Disfrutamos mucho de Bonifacio. El mejor recuerdo que me pudo dejar está ciudad fue su gastronomía.

¿Quién se puede resistir a unos mejillones (moules) al vapor?
Este recuerdo me acompañaría durante todo el viaje, y toda la vida.




Bonifacio ofrece excursiones en barco para poder contemplar todo su esplendor desde el mar.
Como dos turistas mas, cogimos el barquito y nos fuimos a navegar.....



Ya no podíamos ir mas al sur y nos tocaba subir por la costa oeste.
Nuestra primera parada sería Propriano.
Uno de mis compañeros de trabajo me recomendó hacer esta parada. El pueblo es pequeño, casi como un barrio de las afueras de una gran ciudad.
Tiene una zona de bares y restaurantes próxima a la playa. Puedes desfrutar de un crepe o un rico helado sin los agobios de la gente. La verdad que no es un pueblo muy concurrido por los turistas.
Si no os importa no estar en el pueblo, la opción hotelera es mas amplia.
El hotel que reservamos era correcto, no tenía muchos lujos pero estaba bien situado. Nos apetecía dejar un poco la moto y movernos a pie.
La playa de Propriano no es tan bonita como las que tiene el sur-este, pero pasamos una tarde divertida, disfrutando del sol y de la tranquilidad que se respiraba.

Como os he dicho al principio del post, nos esperaban unas vacaciones bien calentitas y empezábamos a echar de menos una piscinita en los hoteles. A veces, cuando hacemos las reservas, nos olvidamos de las comodidades que vamos a necesitar, y esta vez la piscina era una de ellas.
Hacía tanto calor para mi, que me resultaba imposible poder estar mas de 30 minutos en la playa. No se porqué no se nos ocurrió comprar una sombrilla, pero esto se quedó guardado en mi mente para futuros viajes.

Decidimos cambiar el siguiente hotel en Ajaccio. Reservamos en último momento uno con una piscina en la azotea y fue la mejor decisión que tomamos.

Antes de llegar a Ajaccio, pasamos el día en la playa de Agosta.
Es una playa inmensa que va desde Porticcio hasta casi llegar a Ajaccio.
Encontraréis una arena fina y blanca, aguas cristalinas pero ni una pizca de sombra.
Soy súper pesada con el sol, lo se, pero este día Urko acabó quemado un poco por mi culpa. No le extendí bien la crema solar y el pobre acabó con un triangulo cual Ironman en el pecho.
Yo, que tengo soluciones, me puse mi kimono por la cabeza y me hice una sombrilla. jajaja.

Ajaccio es una ciudad con mucho atractivo napoleónico.
Esta fue su ciudad natal y casi todo lo que hay gira en torno a él.
Nosotros estábamos cansados de tanto calor y no nos apetecía mucho callejear, así que optamos por aprovechar la piscina del hotel. (Hotel Castel Vecchio Ajaccio)

Se decidís seguir la misma ruta que nosotros, este viaje no os defraudará. Siguiendo la carretera de la costa se llega a  Calanques de Piana (las calancas de piana)
Armaros de valor para mirar hacia sus acantilados y pasar por su estrecha carretera. Los imponentes bloques de rocas afiladisimas mueren en el mar, y la carretera entra y sale de estas formaciones creadas por la naturaleza.

                        

Impresiona de verdad, mas aun si vas a un coche grande, camper o auto caravana.
La carretera es estrecha y en algunos tramos no entran dos coches juntos. Es una carretera para tomársela con paciencia. Sin duda fue el día que más invertimos en viajar y los kms de la ruta no variaban para nada de lo que habíamos hecho otros días. 
Las playas de esa zona son de cantos rodados. El paisaje es espectacular porque la montaña acaricia el mar con tal verticalidad que da hasta vértigo. ¡Recordad! No podéis marcharos sin daros un chapuzón.


Toda la zona tiene hotelitos de montaña muy cucos para pasar la noche. Nosotros decidimos alojarnos en un hotel en Galéria con muy mala fortuna.

El hotel y su enclave eran muy bonitos. Tenía piscina y muy cerca de él había unas piscina naturales.
Aprovechamos los servicios del hotel y nos fuimos a dormir.



Como diría mi compañera....(frase hecha en euskera) "ene jaingoikue!" o lo que es lo mismo: ¡ai dios mío! maldita noche del infierno que pasamos.

El hotel, con todo el encanto de un hotel rural, no tenia aire acondicionado. Bueno, pues que más da! Abrimos las ventanas, o esa pensamos que era la solución.
Todos los mosquitos del mundo estaban esa noche de fiesta en Galéria, mas concretamente en nuestra habitación.
Si cerrábamos las ventanas, nos moríamos del calor; si las abríamos, moriríamos por falta de sangre.
Ahora al recodarlo me da hasta la risa, pero no veáis que mala leche se nos puso...
Casi mato al dueño del hotel por no avisarnos de " la convención de aquella noche".

Nuestro último punto de la isla fue L'île Rousse.
Siguiendo la tónica de este viaje, elegimos este pueblo por que estaba junto al mar.
El pueblo es de atractivo turístico por sus bonitas playas y sus calles empedradas.
Tiene un mercado donde comer platos mediterráneos, pero también increíbles hamburguesas.
El hotel que elegimos fue todo un acierto. Hotel La Bergerie. (Os dejo el enlace para que podáis verlo y resérvalo)



Las vistas desde nuestra habitación era todo un espectáculo. Por ponerle un pero, no tienen tele en las habitaciones, o por lo menos no las tenían.
El dueño fue su súper amable con nosotros.
Era nuestro último día en la isla y el ferri salía desde Bastia a la noche.
Dejamos la habitación pero pudimos estar en la piscina del hotel como cualquier otro huésped.

Dijimos adiós a esta bonita isla con ganas de mas. Hubiera estado una semana mas sin duda alguna, pero las vacaciones se acaban y teníamos que volver a nuestra rutina.

A la vuelta, pagamos un camarote para pasar una buena noche.

De regreso a tierra firme, fuimos conscientes de que lo bueno se había acabado.

Como a la ida, hicimos una parada para pasar la noche. Esta vez en Toulouse. Cogimos un hotel cerca de la salida de la autopista para poder llegar a casa lo más pronto posible.

Las vacaciones se había acabado y teníamos que empezar a planificar las siguientes.

Esperamos que disfrutéis leyendo nuestro blog tanto como nosotros escribiéndolo.

Como siempre, ¡mil y kito abrazos!